Coordinó la mesa Celso Peyroux, cronista oficial de Teverga, quien manifestó su contento por participar un año más en esta Ruta vaqueros de alzada de Torrestío.
Mª Teresa Rodríguez presentó a los integrantes de la mesa que vivieron la alzada a pie y a dos estudiosos del tema: Rosa Mari Rodríguez (La Piedriquina) y a Pedro Paniagua (comisario de la exposición que hubo en Llanera sobre la trashumancia).
Los vaqueros que intervinieron fueron Mª del Carmen Fernández, (Maruja El Campón) de Barganiza, Pruvia y ahora residente en San Cucao; Dorsina Álvarez (casa el Sevillano) de Torrestío, casada con Luis de Pinón; José Silverio Álvarez (Pepe Bobes) de Latores, Oviedo; Luis Rodríguez (Pinón) de Parades, Las Regueras y José Ramón Ramos Álvarez (descendiente de Adela el Sucurriba, en Torrestío) de Lugo de Llanera.
Peyroux fue dando la palabra a los vaqueros quienes iban narrando sus vivencias. Los especialistas plantearon preguntas con vistas a ampliar la información y aclarar puntos de vista.
Algunas intervenciones ha sido imposible descifrarlas debido problemas acústicos generados por la malas condiciones del patio de la Colegiata, por lo que hubo de prescindir de ellas.
Maruja El Campón, hija adoptiva de Josefa (Casa El Campón) que invernaba en La Barganiza, LLanera):
Vengo aquí como amiga y vecina de todos los torrestianos y de los que iban y venían. Empecé a ir a Torrestío cuando tenía 10 años. Salíamos de la Barganiza a las 5 de la mañana y dormíamos en V illanueva la primera noche, en el castañeo La Paulina. Un día que dormimos en Caranga los señores que me criaron dijeronme:“ vete delante con las yeguas Y ten cuidado no te caigan las gallinas" (que iban en una cesta). Les gallines no me cayeron pero yo sí caí en un pozo donde había más ortiges que pelos tenía en la cabeza. Y cuando llego el señor de la casa yo estaba llorando y me dijo "¿por qué lloras hija?" Yo contesté: porque caí en esti pozo y me ortigué. Entonces me llevó a una casa cercana y me frotaron con aceite y vinagre. La señora me preguntaba: "¿Te duele hija?" y yo le contesté que me dolía más lo que me picaban las ortigas que lo que me curaba ella.
La noche siguiente dormimos en los chozos de Páramo. Yo estaba muy mala y me preguntó un señor que estaba en el chozo que qué me pasaba. Le dije: me duele todo. Tengo hambre frio y estoy deshecha. El contestó: “con 10 años ¿qué quieres?..." Cosas así puedo seguir contando...
Pepe Bobes, también llamado el Porretu cuenta su experiencia a la manera que sigue: Me siento orgulloso de ser vaquero. Según contaba mi madre, en una de las idas a Torrestío cuando yo tenía 14 meses, en el año 47, me montaron en Latores en un carrillo tirado por un caballo, junto con el resto de los enseres. Mi madre a veces iba conmigo y otras andando. Mi padre caminaba delante con el ganado. Salíamos a las 5 la mañana. Al llegar a San Andrés de Trubia dijo mi madre a mi padre: para un poco que al neñu hay que dai de comer. Pararon les vaques, cató una novilla y enchufaronme el biberón. Después, camino pa riba.
Nosotros hacíamos la ida en dos trayectos: El primer día veníamos a dormir a Páramo. Llegábamos a las 10 de la noche o más y al día siguiente arrancábamos hasta Torrestío.
Personalmente las vivencias que yo recuerdo eran de cuando ya tenía 9 ó 10 años. El regreso de Torrestío a Latores íbamos por la Collada con las vacas y el carro iba por la carretera al Puerto Ventana. Salíamos a las 5 o 6 de la mañana en octubre, dependiendo del tiempo. Si veíamos que iba a nevar arrancábamos antes. Íbamos con el burro o caballo, gallines y enseres... La primer noche dormíase en el bar de casa Corona, en Proaza, pues tenían cuadras y el segundo día en Latores. Siempre dormimos en cama. Hay gente de dice que dormían al aire libre o en capillas yo recuerdo siempre haber dormido en el Bar de Páramo, Casa José, y en el Bar de Casa Corona y en una cama; no se si con sábanas o con mantas. Mi padre contaba que a él si le tocó dormir por capillas y en el campo.
Recuerdo que una vez al llegar a Torrestío mi padre sacó una hogaza de pan y un xuan y una vecina que se llamaba Cándida trajo una cacipla de vino y ¡a comer todos! Mi padre abría la cuadra y atendía el ganado, mi madre la casa colocando enseres y camas y como no había (más) pan, había que irlo a moler (en casa teníamos dos arcas, una con ropa y la otra con trigo) así que cargaron un saco de trigo en el caballo, me pusieron a mi encima y me dieron las bridas para ir a moler a Genestosa y con una palmada al caballo dijeron: Déjalo ir que sabe llegar al molín. Cuando llegué salió el molinero, me bajó a mí y al trigo y yo comí el bocadillo de jamón que me había dado mi madre (el jamón y el xuan dejábase para el viaje y para recoger la yerba). Esperé a que acabara de moler y después de coger la maquilas el molinero puso el saco de harina en el caballo, encima el salvao y después me ayudo a montar. Me dio las bridas y dijo: déjalo ir que sabe llegar a Torrestío.Cuando llegué mi madre ya tenía el forno caliente y también la casa. Después cenamos pan caliente.¡Si fuera ahora metían presos a mis padres!
Peyroux pregunta si hay alguien que pueda contar la salida de los vaqueros. Si era aquella una salida conjunta, multitudinaria o por familias.A ver si hay algún periodista que pueda narrar la salida y a ver si el próximo año se puede aclarar todo... Y continúa: Paso ahora, como decía el poeta, la paz y la palabra a Rosa María Rodríguez.
Rosa María: La primera pregunta es para Maruja El Campón: ¿La casa era propia aquí en Pruvia? ¿Casi todos los vecinos la tenían propia? Contesta que la suya sí, pero de los vecinos no sabe. Hace la misma pregunta a Pepe Bobes y contesta que la de su familia sí era propia. –Selita, vaquera que se encuentra entre el público, señala que en Llanera casi todas las familias vaqueras tenían casas arrendadas que luego fueron comprando.
José Manuel Ramos dice que no vivió la trashumancia que lo que puede aportar son recuerdos contados por mi madre. Recuerdo una anécdota que contaba: Decía que una vez subiendo por la fuente el Xilbu (La Focella) había caído un burro rodando con todos los aperos y ni siquiera pudieron ir a recogerlo debido al precipicio. También recuerdo mi abuela Ramona Lince contar como con 6 años iba a llindar ovejas con otra hermana a la Peña Redonda, o a la Peña Corros en madreñes forradas con hierba dentro. Estos son los contrastes de la vida de antes y la de ahora porque ahora a esa edad tenía que estar en la escuela.
Dorsina: Yo soy de Casa El Sevillano en Torrestío y después de casarme pasé a vivir a Casa Pinón a Parades. Mi padre era Manuel El Sevillano y por el invierno andaba por las casas del pueblo ayudando a las matanzas. Compró una máquina para hacer chorizos y picar carne e iba de casa en casa de los vecinos y trabajando. También tuvo una máquina que hacia fideos. Primero hacía la masa con harina agua y sal, la metía en la maquina y salían los fideos y después colgábamos de un palo a secar. Después iban pa la bolsa.
Pedro Paniagua interviene: Una característica de la cultura vaquera es la endogamia. Pregunto: ¿Qué ocurría cuando una pareja entamaba relaciones siendo uno de origen vaquero y el otro no vaquero?, ¿estaba mal visto?, ¿había rechazo? porque el cambio de vida era radical tanto para los que hacían la trashumancia como para los que se quedaban. –Contesta Pinón, refiriéndose a Dorsina, su mujer, y dice que no querían que se casara con un asturiano.
Rosa María: ¿Hubo más gente de los invernizos que se casaron con (vaqueros) asturianas o asturianos? –Alguien contesta: La madre de los Bernabé era de Ordeño y se casó en Torrestío y la madre de Norinin se casó en Torrestío, y vivieron en Torrestío.
Paniagua: Teniendo formas de vida tan distintas y mentalidades distintas y conviviendo esas dos mentalidades tendría que haber roces y podrían llegar a enfrentamientos. ¿Cómo se resolvía el conflicto?, ¿había autoridad o se resolvía de otra manera?, algo así como un Juez de Paz, ¿había algo de eso?
Contesta Selita que allí llamaban al guardia pero que antiguamente había mucho más sentido de ayuda. Por ejemplo si había que sacar patatas se ayudaba; la gente tenía otra ayuda que ahora no hay. Si había que sacar las vacas al monte nos poníamos de acuerdo para ir todos juntos.
Rosa María a Dorsina: Parece que tú no estás de acuerdo con que de continuo se llamara a la Guardia Civil.
Rosa María: ¿en la Barganiza vuestras cuadras eran mayores que las del resto de los vecinos?
Maruja el Campón: la primera vez que llegué a Torrestío me dijo la señora que me crió: "vas a ir a llindar a la Tixera". Y yo no sabía donde era la Tixera, nunca había ido a Torrestío. La Texera estaba a un km. del pueblo. Y las vacas querían subir pa arriba y un señor me dijo déjalas subir a moscar. Este señor me dijo: "Cuando yo pase a llindar les vaques vienes conmigo". Cuando llegue dijei a mi madre: gracias a Luis de Casa José Paula ayudóme a guardar les vaques. Así era la vida en Torrestío.
Las mujeres no se podían casar con nadie fuera de allí porque no había coche ni otro medio de transporte para casarse con otros fuera del pueblo. Se casaban con los que iban de Asturias o con los que estaban en Torrestío. No había otra forma; ni rico ni pobre; era con los que había cerca.
Ismael (en el público) felicita a Maruja El Campón porque coincide con lo que él piensa. Tengo que añadir, no obstante, que había diferencia entre los vaqueros pues unos eran más ricos y otros más pobres y eso hacia diferencia. Es como cuando unos pescaban truchas o cogían setas o decían que estaban envenenadas y no los comían. Maruja dijo muy acertadamente que ellos dormían en Páramo, concretamente en las Brañas de Páramo. La braña de Páramo era como el campo base de ahora; es decir el último descanso antes de pasar el puerto, así al día siguiente se pasaba el puerto de día.
Pa ir a Torrestío antiguamente se orientaban como las golondrinas iban todos en una fecha aproximada, sabían que si aprovechaban el tiempo bueno y el viento no tendrían problemas al pasar el puerto y según el viento también podían cambiar la ruta para poder cruzar la montaña. Los antiguos vaqueros tenían que saber muy bien manejar el viaje porque de ese manejo dependía el que llegasen bien a su destino pues con ellos llevaban prácticamente todas sus pertenencias más importantes. Es decir, aquel que tenía buenos conocimientos para manejar sus animales durante la ruta no fracasaba.
Pinón se presenta diciendo: la primera vez que yo fui a Torrestío fue con el hermano de Ismael de Xiromo en una bicicleta que compartíamos a ratos. Fui a conocer donde había vivido un abuelo originario de Casa El Tato de Parades. La siguiente vez conocí a la que iba a ser mi mujer, Dorsina aquí presente. No nos dejaban casarnos. Con Manolo Xiromo baje alguna vez a Torrebarrio y las mujeres nos daban las gracias por bailar, cosa que no nunca había visto. Al año siguiente de casarme con Dorsina empecé a venir a Torrestío con ganao, cuatro hijos y con la mujer en camión. Hasta que compre el 600. Ahora cambio mucho el mundo ahora vienen cada uno en un coche y yo recuerdo cuando iba de Parades a Trubia andando y allí cogía en Álvarez González hasta Teverga y después en los camiones del mineral a Torrestío después que estos empezaron a subir.
Le preguntan en qué año empezó a ir a Torrestío y contesta que en el 62, aproximadamente.
Los conductores de los camiones no te cobraban pero a veces había que darles algo pa que tomaren un café o así.
Rosa María: ¿Dorsina, las mujeres a que se dedicaban en Torrestío?
Contesta Maruja el Campón: Bueno, las mujeres hacían lo de casa y lo de afuera; atendiendo al ganado y todo lo que hacía falta. Eren los estudios y les carreres que teníamos. Carreres fuertes, pero sin título (aplausos).
Paniagua: Teniendo en cuenta que el mayor capital del vaquero era el ganao ¿qué remedios había para curarlos y también a la gente?. ¿Qué plantas se recogían etc.? –Alguien responde: “genciana”.
Los vaqueros por su medio de vida tenían una idea mucho más global que los aldeanos. Vosotros teníais algún remedio de carácter mágico como oraciones etc. pa prevenir enfermedades a animales o personas?
Contesta Selita: “pasar el agua” tanto para animales como personas. Añade que los niños les mandaban recoger unas plantas para barrer el forno, su familia arroxaba en Casa Cándida, en Casa Bobes o en Casa Santiagín y los nenos corrían allí porque les hacían un bollín.Yo tengo una receta que me dio Josefa Xiromo de galletas. Contesta el hijo Ismael de Xiromo, yo tengo esa patente de como se hacian las mejores galletas del mundo.
Ismael: Efectivamente que se hacían matrimonios de conveniencia pero nacían pocos guajes tontos y resulta que ahora que está todo milimetrado no nacen más listos que antes. Yo no acabo de entender las consecuencias de la endogamia que comenta el señor Paniagua.
Respecto a les plantes medicinales era el recurso que había antaño pero ahora lo jodieron, ahora para ir al parque tuve que sacar un permiso, ven un paisano con carquexa o manzanilla y metenlo en la cárcel... Tanto avanzamos y el progreso está tan bien que nos fastidiaron a todos.
Quiero añadir que lo pase muy mal pero que voy tan contento que el año pasao cuando me pusieron este chaleco (de organización) me emocioné.
Paniagua explica el concepto de endogamia.
El alcalde de Teverga da las gracias a los coordinadores y componentes de la mesa con un pequeño obsequio. La alcaldesa de Las Regueras y el de San Emiliano también agradecen a los participantes de la mesa y les obsequian.
Texto resumido: Mª Jesús Álvarez y Mª Teresa Rodríguez
Asociación Ruta Vaqueros de Alzada de Torrestío (RUVAT )