Resumen de las intervenciones de los vaqueros de alzada que hicieron la ruta.
Con ocasión de la I Ruta de Alzada Las Regueras-Torrestío tuvo lugar en Teverga el 10 de mayo del 2014 una mesa redonda coordinada por Celso Peyroux. A lo largo de una hora, que resultó corta, vaqueros y descendientes fueron interviniendo y narrando sus experiencias de cuando hacían la alzada a pie. Algunas intervenciones fueron anécdotas divertidas, otras electrizantes y casi todas emotivas. Como dijo la presentadora “estamos asistiendo a un momento histórico, porque por primera vez, vamos a reunirnos gentes interesadas en la ruta: familiares, amigos y conocidos que hicieron la alzada a pie”.
Celso Peyroux alabó la actividad recordándonos que “un pueblo sin raíces es un pueblo yermo, muerto”…” Tenemos que volver atrás”… “siguiendo a nuestras matriarcas, a nuestros patriarcas, oyendo todo aquello que nos han legado”.
Ismael de Xiromo, de Parades, Las Regueras, intervino recordando que la primera vez que durmió en Páramo tenía cinco años y fue porque no permitieron que su padre lo llevara consigo por el peligro que entrañaba pasar el puerto con nieve con un niño tan pequeño. Quedó en casa de Josefina, la persona que está sentada a su lado. Ahora él cuenta qué había atravesado el puerto nevado cinco años atrás cuando tenía 3 semanas:
“Mi padre, no era vaquero pero estaba casado con una auténtica vaquera y no hizo caso del marido de Josefina cuando le dijo que era muy arriesgado cruzar Ventana hacia Torrestío con aquella nevada del mes de diciembre del año 1942.
Anduvo hasta la Puerca y al comprobar que no podía pasar por la nieve y como no quería retroceder a Páramo, se desvió a La Focella para seguir desde allí hasta Torrestío. En la Focella le aconsejaron volver por el camino andado, alegando que era muy peligroso pasar por las Navariegas con aquella nevada. Se ofrecieron a acompañarle el marido de Josefina y otro señor de la Focella. Calzaron unos barachones, menos mi padre que nos sabía andar con ellos y llegaron al atardecer al Puerto deVentana. Sus acompañantes le instaron a regresar con ellos debido al peligro que suponía seguir caminando por la nieve a una hora tan tardía, pero él insistió en seguir sólo y llegó a Torrestío de noche. No se lo creía nadie. Encontró a mi madre viva y a mí recién nacido (la madre de mi madre había muerto en Torrestío con una gran nevada y estuvo 7 días sin enterrar).
Planificaron el regreso a Asturias por las Navariegas, acompañados por Bautista Perín, vaquero de Piles.Bautista decidió el día de salida de acuerdo con el pronóstico de las témporas, las previsiones de helada y las fases de la luna para poder pasar por encima de la nieve. Mi madre iba llorando porque creía que yo iba a morirme (tenía 3 semanas). Bautista la tranquilizó diciendo que el niño no tendría frio pues iba a ir envuelto en una piel de cordero. Llegamos con sol al alto Las Navariegas a caballo. En el mes de diciembre. Allí nos dejó Bautista y nosotros seguimos hasta La Focella. Mi tía Josefa, que también iba con mi padre y mi madre, solía decirme “cuando te destaparon pa vete tabes colorao, como ahora”.
“Quiero dar las gracias a los organizadores de la ruta que con su idea, dedicación y esfuerzo hicieron que esta marcha fuera un éxito. Fue una marcha a la carta porque yo andando no la iba a hacer y en coche estoy aquí. Estoy también tremendamente agradecido al pueblo de Teverga porque en uno de nuestros viajes mi madre cayó, rompió un brazo y la atendió el médico de aquí. Después tuvo que ir al hospital a Oviedo en una “Rubia”, camioneta con las ruedas de madera y yo me tuve que quedar con el ganado que había dormido en la finca de Gerardo La Muria, que era un rico de Teverga muy generoso con los vaqueros.
Decía “mete las vacas en la cuadra y a las yeguas dales pienso”. Nosotros íbamos a dormir a casa Gervasio. Tenía trece años y como no sabía cuando mi padre podría volver decidí seguir la marcha solo con seis vacas, una burra, el gochu y el perro. En Villanueva de Proaza oscureció ¡pero pude llegar a Parades!
La gente iba y venía por su cuenta y según los medios de cada uno. El que tenía poca yerba en Torrestío tenía que marchar antes de que nevara y al que le faltaba en Las Regueras y la tenía en Torrestio marchaba pronto.
Hoy sigo viviendo de les vaques y doy las gracias a quien me dio la oportunidad de estar aquí. Y pido un aplauso para mi tía Josefa, mi segunda madre, que si este acto se hubiera ocurrido hace un año igual podría estar aquí.
Josefina (de Páramo, donde solían parar varios vaqueros): “Ellos llegaban y como si fueran de la familia, totalmente. Eran atendidos en lo que podíamos, cenaban, comían… y luego les hacíamos las camas y dormían en casa. Otro día por la mañana se levantaban, desayunaban y luego salían hacia el puerto. Mi padre, que en paz descanse, nos decía: 'Hay que ponerlos en camino', que era como se decía antes”.
Pepe Lorito (de La Barganiza): “Yendo por la parte de Quirós murió una vaca y empezaron mi abuelo y mi padre a reñir. Mi padre me agarró, me metió en una burra y me envió para casa.También me acuerdo que otra vez yendo hacia Torrestío murió una vaca, metiéronla entre la nieve y fueron después a sacarla desde Torrestio, Bernabé, Sabina y mi padre.La cortaron y curaron para comerla después hecha cecina.
Yo poco puedo añadir a lo que dijo Ismael. Mis hermanos eran pequeños y para viajar a caballo los amarraban. Ponían un paquete de ropa aquí otro allí y metían al “guaje” en medio amarrado. El problema era que si se dormían los niños y no estaban amarrados…
Pa ir a Torrestío desde Llanera por el verano nos levantábamos a las 5 o a las 6 de la mañana y llegábamos a dormir a Caranga. Al otro día ya dormíamos en Torrestío si íbamos con ganado grande. Dormías donde podías: en castañedos, iglesias,... En todos esos sitios me tocó dormir a mí.
Había un fielato en Trubia y teníamos que pagar por les oveyes y si llevabas un jamón tenías que llevarlo empezado y entonces los guardas soltabein una tayaduca… y luego ese dejábamoslo para la recogida de la hierba (antes veníamos a Llanera tres o cuatro veces al año a recoger la hierba y el maíz…) Si subías a Torrestío no te cobraban fielato pero cuando bajábamos sí. Una vez bajaba mi hermano Lisardo, que de pequeño era muy “ruin”, con unes oveyuques y detrás de él venía Ramón de Prendes. Mi padre diéranos 5 pesetas pa una gaseosa y pa pagar el fielato. Lisardo fue siempre muy picardioso y cuando dijo el fielateru:
Oye tú las ovejas..., contestó el: “vien ahí mi pa que trae más con él”. Cuando llegó Ramón de Prendes, con la chaqueta colgada a un lado y la bota de vino en la otra le pregunta el guardia: “a ver las ovejas y las siete u ocho que llevaban los guajes”. Contesta Ramón: “Ay Pillín, ya te la armaron, ¿quién fue el pequeñucu? ¿eh?”. Entonces Lisardo que lo oyó, díjome: ¡Fala, fala... hasta que pasemos Trubia!”
Añade Pepe que en el año 50 o 51, había unos sesenta y cuatro vecinos en Torrestío y leyó la lista de todos ellos.
Manuel (antiguo vaquero de casa Adela el Sucurriba): “Yo vengo de descendencia de los vaqueros de Piles, como mucho de los vaqueros de Llanera, de casa el Carreteru y fui a Torrestío hasta los 14 años. Recuerdo que un día salí de allí a las dos de la mañana con un caballo y un saco con harina de trigo. Había que pasar por Teverga antes de las cinco de la mañana porque si no la guardia civil te quitaba todo lo que llevabas. Y llegué a Tabladiello a las cinco de la tarde, ósea que hice la caminata con catorce años y la hice en un día. ¡Ahora la están haciendo en tres! Poco más puedo decir. Muchas gracias por todo esto que estáis haciendo por los vaqueros de alzada”. También añadió que entre los descendientes de vaqueros no sólo se encuentran vaqueros, sino que también hay investigadores, médicos, etc .
Selita (Casa Rosal): “Voy a contar mis vivencias pero son distintas. Soy de la Barganiza, que quiere decir braña de invierno. El pueblo entero era de vaqueros. Las caserías eran arrendadas, que más tarde se compraron. Antiguamente era todo monte todo argañes y los vaqueros que somos por naturaleza muy trabajadores, los convertimos en pastizales buenos y en buenas caserías.
Siempre fuimos a Torrestío en dos días. Se comía en el Castañeo de Cartuchos. En Caranga había una casa junto al puente, de un matrimonio que siempre nos dejaba el pajar para dormir. Nunca dormí en ninguna iglesia. Mi abuela tenía vacas, mi madre un rebaño de ovejas, y no conocí a mi padre. Cuando veníamos en la maquinilla del tren, íbamos andando a dormir a Páramo. A esa gente siempre les tuvimos mucho cariño. En Paramo, si no venía mi abuela a buscarnos nos quedábamos y subíamos al día siguiente.
En Torrestío yo quise mucho a Josefa porque para mí fue como una madre. Me decía “vas a llevar las vacas donde las mías. Allí nunca te van a bajar y es donde más comida tienen”. Siempre he seguido su consejo y mis vacas no bajaban a los prados ni me daban problema.
Bueno, estas son las vivencias que puedo contar, aunque tengo muchas más porque tengo muchos años. En el puerto nadie cogía las setas, solo las recogía mi madre y ella las vendía en el Bar Pelayo en Oviedo. Yo a Torrestío le tengo mucho cariño. El día que me muera quiero que me echen las cenizas allí”.
Baudilio (Casa Rufo, Parades): Mi madre empezó a ir a Torrestío con tres años con su abuela. Más tarde se quedaba en Parades y mis tíos solteros eran los que subían al Puerto. Yo sigo la tradición pero ahora subo el ganado en camión y tardo menos de 3 horas en ir. Antes iban por la parte de Quirós y echaban tres días, hacían la primera parada en Villanueva y la última en Ricabo para salir al puerto Ventana. Mientras pueda quiero seguir la tradición familiar; soy el único de los hermanos que continua con la ganadería y, sobre todo, quiero rendir homenaje a esa gente mayor, a mi abuela y descendientes maternos.
Francisco (Casa Botica): “A mi contáronme que una vez cuando venían mis antepasados durmieron cerca de una capilla que hay en Caranga y una tía mía, que era muy curiosa, entro en la capilla por una ventana que tenía dos barrotes para ver lo que había dentro. El caso es que después, como era un poco gruesa, no podía salir y quedo atravesada allí en la ventana hasta que la pudieron sacar”.
Mary (descendiente de Casa Viesca): Anécdotas y datos mejor que lo hizo Ismael no se pueden contar. Me recuerda un poco todo lo que decía mi padre. Hicimos muchas veces el recorrido porque a él le rejuvenecía cada vez que íbamos a Torrestío. Era como volver atrás en el tiempo y siento que, de alguna manera, le resultaba muy satisfactorio y alegre. Eran vivencias muy intensas. A mí esto de ahora, de verdad, que me está resultando muy emocionante y la única pena es por toda la gente que falta, que podría seguir aportando sus vivencias que en algún momento nos parecían repetitivas y no les dábamos tanto valor como el que hoy le estoy dando aquí.
César (descendiente de casa el Parrondío que alzaban a Brañasvil, Salas): “No tengo demasiados datos pero uno importante y que me quedó grabado era el que me contaba mi padre: Cuando llegaba el tiempo de venir hacia Torrestio, en abril, las vacas se ponían nerviosas y al abrirles la portilla se ponían en camino solas en busca del buen pasto. Lo mismo pasaba en el otoño, cuando caía la primera nieve querían coger el camino de vuelta a Salas”.
A la pregunta del coordinador sobre si los jóvenes deberían tener presente en su memoria las raíces de sus antepasados responde Selita “hay que recuperar las raíces y dar a los niños el legado de sus antepasados para que puedan tenerlo en cuenta”.
Celso Peyroux: “Yo quiero pedir un seguimiento a esta hermosa jornada de hoy. Para la gente que nos llaman cronistas, antropólogos, historiadores es esencial porque es el pasar el testigo de todo lo que se ha hablado y que ha quedado en las grabadoras. Es trascendental aquello de que el pueblo que pierde su historia tiene que volver a recuperarla y yo desde aquí en nombre, si me permite del Sr. alcalde de Teverga y los compañeros de la corporación, quiero exhortaros a que volváis de nuevo”.
María Teresa (presentadora de la mesa): Solo me queda daros la enhorabuena. Gracias a todos vosotros esta mesa redonda ha sido un éxito.
N.B. En la parte final del DVD de la I ruta de Alzada Vaqueros de Las Regueras-Torrestío se puede ver la sesión completa de la mesa redonda.
Trascripción de las intervenciones orales de la mesa:
Esther Martínez y Sergio Morán
Resumen de la trascripción: Mª Teresa Rodríguez